Suicidio, el dolor invisible; y entrevista a Ángela Ruiz (guionista)
Un pódcast de tres episodios en el que jóvenes de entre 14 y 18 años, supervivientes de intentos de suicidio, cuentan cómo han salido de esta situación y cómo se les puede acompañar
👋 Bienvenidos a la séptima entrega de Lo de los pódcast, una newsletter con propósito de publicación quincenal que quiere ser un espacio para la crítica y discusión de pódcast narrativos en español.
Hoy toca más que una reseña.
Hay salida y es necesario acompañar
En España fallecen 11 personas al día por suicidio; más de 4000 al año. Es ya la principal causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 y los 29 años. Y por cada una de esas muertes se producen 20 intentos.
Hace unos años yo pensaba que esta era una realidad lejana, hasta que en la universidad algunos amigos me empezaron a reconocer que lo habían intentado. Cada año había más. Y esos círculos se iban acrecentando y acercando.
Aún así reconozco que muchos días me olvido de que esta pandemia está tan cerca. A pesar de que el suicidio me ha tocado muy de cerca, es como un reflejo que desaparece del espejo si no lo estás viendo. Por eso es necesario detenerse y mirarlo de frente. Pararse y decirle: «Tú no tienes la última palabra».
Cuando alguien se sitúa al frente del precipicio no quiere morir. Lo que quiere es acabar con su dolor. Muchas veces se ha vendido y se sigue vendiendo el suicidio como un acto de libertad, pero quien se suicida no es libre. Nunca. El dolor es tan grande, explican los expertos y los sobrevivientes —aquellos que han sobrevivido a un intento de suicidio—, que la libertad está secuestrada, tanto por ese dolor invisible que lo atrapa todo como por los sentimientos y las emociones.
«Lo que los pacientes quieren cuando cometen un suicidio no es matarse. Es dejar de sentirse así», dice Pablo del Sol, psiquiatra infanto juvenil del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) que aparece en el primer episodio de Suicidio, el dolor invisible. Este pódcast, producido por RTVE Play y The Story Lab, es un ejercicio de ponerle palabras a ese dolor para intentar entenderlo, comprenderlo y ver dónde nace. Para ello, se pone frente al dolor y, antes que nada, le escucha.
Ese es uno de los grandes valores de este pódcast. En cada episodio escuchamos a jóvenes que han intentado suicidarse. Es duro, sí. Mucho. Pero la empatía es fundamental para poder buscar una solución colectiva al suicidio y prevenirlo. Daia, una chica madrileña de 14 años que ha tenido experiencias autolesivas desde muy pequeña, lo explica así: «Nunca supe pedir ayuda. Suelo hacer bromas con mis problemas. Es como una manera de pedir ayuda pero sin pedirla del todo. Yo nunca le diría a nadie que necesito ayuda, porque siento que hay otras cosas más importantes».
Estos testimonios sitúan al oyente frente a una pregunta: «¿Y yo? ¿Escucho lo suficiente?». De hecho, el pódcast termina con esa apelación: «La pregunta es si los adultos estamos dispuestos a escuchar».
Hay personas que no solo escuchan ese dolor invisible, sino que se involucran con él. Una de ellas es Juana Mora, que lleva 15 años trabajando en la planta de Psiquiatría del hospital Vazquez Díaz de Huelva, y protagoniza el comienzo del tercer episodio. Ella, cuenta, pasa más tiempo en el hospital con los pacientes que con su familia. Y, cuando llega a casa, no puede guardarse lo que ha vivido en un cajón. El contacto con quienes padecen esas crisis autolesivas y suicidas forma parte de su día a día. Como oyentes, escuchamos a Juana y reconocemos un halo de esperanza.
Es posible salir de esta crisis, pero es necesario prevenir. Y para prevenir, hay que situar bien el punto actual. «Ahora mismo la realidad supera la red», dice Natalia Cueto, profesora de Educación Secundaria. Proliferan los trastornos de conducta alimentaria (TCA), las comparaciones con lo que se ve a través de las pantallas, la ansiedad, la depresión, el bullying, la continua autoexigencia, las fracturas familiares, el individualismo, el «apáñate como puedas»… y la incomprensión. El suicidio es una realidad multifactorial.
Por eso, en el segundo capítulo del pódcast se intenta entender a la «generación de cristal» para ver dónde están siendo acribillados. Y, sobre todo, dónde se les ha dejado solos. Porque esa generación es una generación valiente, que ha alzado la voz y ha roto el tabú sobre la salud mental, pero no ha recibido una respuesta a la altura.
Este pódcast es un primer gran paso. Es urgente encontrar una respuesta. Y necesitamos encontrarla juntos: jóvenes, adultos, expertos. Porque, como dice Eneko, que perdió a su padre por suicidio cuando solo tenía 19 años, «el sufrimiento no es para siempre, pero la muerte sí».
⏱️ Escuchar los tres episodios del pódcast te llevará 86 minutos, menos de hora y media.
👨💻 Este pódcast forma parte de un proyecto multimedia que también cuenta con un documental de seis episodios (207’ en total) en el que expertos y supervivientes cuentan sus experiencias. No te voy a mentir. Es duro. Se te puede cerrar el estómago. Pero es importante que seamos conscientes de que el suicidio es una asunto mayor. Nos afecta a todos.
Acabar con el dolor invisible puede ser un proceso largo, incierto y doloroso.
Si sientes ese dolor habla con alguien. No lo guardes. No te lo calles.
Y si alguien se acerca a ti y necesita hablar, escúchale. A veces no necesitamos respuestas. Solo respirar juntos.
👩💻 El proceso de producción del pódcast, con Ángela Ruiz (guionista)
Ángela Ruiz es periodista. Ha trabajado en Sonora, RNE y Osmos. Además, desde el año pasado es doctora en Periodismo por su tesis doctoral ‘Análisis del podcast narrativo de no ficción en España’. Es guionista de esta serie de pódcast.
¿Cómo nace la idea del pódcast?
La idea de hacer algo sobre el suicidio se le ocurrió a Conchi Cejudo. Ella conocía al bombero que es el protagonista de algunos capítulos del documental audiovisual y quería centrar el documental en la historia de esta unidad de Madrid, que se encarga de ayudar a otros bomberos de España a tratar temas de suicidio y cómo él se empieza a informar.
Cuando fueron avanzando en el proceso, se dieron cuenta de que era interesante hacer también un pódcast porque no era tan sencillo que las voces más jóvenes salieran en el documental. Ahí fue cuando yo, que estaba trabajando en Sonora, entré en el proyecto.
El pódcast entonces nace como una extensión del documental. Pero se empieza a trabajar en él desde cero. Hice la escaleta de los tres episodios con la idea de centrarlo en los más jóvenes, en los que tenían menos de dieciocho años.
¿Cuál era el mensaje central que queríais transmitir?
Creo que había varios mensajes a transmitir. El primero era romper, sobre todo, el tabú que hay en torno al suicidio. Mi experiencia como periodista es que no se trataban los temas de suicidios, se ignoraban y ya está. Pero ignorarlo no va a solucionar el problema.
Hay que tratarlo, pero hay que saber tratarlo. Cuando los protagonistas hablan de cómo ellos se han sentido, ayudan mucho a personas que en ese momento se están sintiendo así. Por eso nuestro interés era que el pódcast estuviera muy contado en primera persona. Con eso podíamos ayudar a que las personas que se sientan así vean que están solas en esto. Esa situación le puede pasar a cualquiera. Queríamos normalizar que esto está pasando para que la gente sea capaz de hablarlo y encontrar una solución que no sea el suicidio.
¿Qué otros mensajes teníais en mente?
Que había que concienciar de la necesidad de más sanitarios, sobre todo psicólogos y psiquiatras, en la sanidad pública. Ahora mismo hay seis por cada cien mil habitantes en España. Y en zonas rurales es todavía peor.
Muchas de las personas que hablan en el pódcast nos explicaban que salieron de ahí gracias a terapeutas o a psicólogos privados que tuvieron que costearse. Esto es un un tema del que el Gobierno tiene que formar parte.
También queríamos dar a conocer lo que es un adolescente, tanto para ellos mismos como para los adultos. Muchas veces, como padres, no entendemos lo que está pasando nuestro hijo, y al final es algo normal, hormonal, y que es una época de la vida. Y como adolescentes pasa lo mismo: nos han dicho que esta es la mejor época de vuestra vida y de repente todo te parece blanco o negro. Es importante que los adolescentes entiendan que es normal que se sientan así, que luego todo eso cambiará, que lo que ellos ven como “no hay salida” al final se verá que sí la hay. Eso lo explican así muchos de los protagonistas. Es decir, queríamos ayudar un poco a comprender la figura del adolescente y el daño que le está causando la sociedad actual, sobre todo con internet y con las redes sociales.
¿Cómo buscasteis y lograsteis el equilibrio entre voces de supervivientes, sobrevivientes y expertos?
Nuestra idea era que sobre todo hubiera voces de protagonistas, de personas que habían sufrido el suicidio en primera persona, tanto supervivientes como sobrevivientes. Nuestra intención con los expertos era que fueran quienes nos pusieran el contexto de todo esto para que tuviera un sentido.
Entonces, empezamos a hacer primero las entrevistas de los expertos, que siempre son más sencillas de conseguir. Luego, también nos empezaron a llegar, gracias a los expertos, fundaciones, asociaciones, supervivientes o sobrevivientes, nombres de otras personas que era interesante que estuvieran.
El equilibrio no fue muy premeditado. En realidad, lo importante era explicar las historias desde las experiencias en primera persona, sobre todo, y que se entendieran gracias a los expertos.
No muchos pódcast advierten al oyente que va a escuchar algo doloroso, pero vosotros lo hacéis al comienzo de cada episodio. Los expertos piden siempre que no se cuenten los métodos que se utilizan para el suicidio. ¿Cómo tomasteis la decisión de hasta dónde contar el dolor? ¿Por qué contáis, en el tercer episodio, las autolesiones en el hospital? Como periodista, me generó algunas dudas contarlo así.
Cuando hice mi primer reportaje sobre el suicidio para Radio 3 en 2019, estudié cómo tratar estos temas en los medios de comunicación y descubrí, como tú dices, que lo que nunca se pueden contar son los métodos de suicidio. De hecho, todas las personas que participan en el pódcast me explicaron cómo lo intentaron, pero todo eso está eliminado y no sale nada. Ahora, entendimos que uno se puede autolesionar con cualquier cosa y que eso no era directamente un método de suicidio. Discutimos muchas veces qué contar y qué no contar, pero no creíamos que eso afectara a quien tomara esa idea.
Sí que quitamos los nombres de algunos sobrevivientes para preservar su intimidad, aunque todos los protagonistas habían decidido dar su nombre y apellido. Lo que querían y lo que habían aprendido en esto es que, gracias a que otras personas se habían abierto con ellos y habían compartido que esto era algo que les pasaba a muchos, habían podido salir de ahí. Ese era el punto más complicado realmente para nosotros.
Y también creo que las entrevistas las hicimos intentando comprender y no juzgar. Y cuando tú hablas así con una persona, todo lo que te cuente esa persona está visto desde otra perspectiva que no es el simple dolor, sino el entendimiento y la comprensión. Por eso casi todo lo que después nos explicaban se pudo utilizar y no había problemática más allá de los métodos propios del suicidio.
🧐 Mientras lo escuchaba pensaba en…
800.000 suicidios 🎧 (2015). Este documental multimedia de la productora 93 metros es un trabajo completísimo. Tiene una versión escrita, con datos desde 1980, y un documental (43’ minutos).
La terapia (episodio 5 de Hechos reales) 🎧 (2024; 56’). Esther González, la protagonista de esta historia, es psicóloga. Su trabajo consiste en escuchar y acompañar, pero a veces le gustaría ser ella la que les contase a sus pacientes quién es, que durante tres años y medio fue parte de una banda terrorista y que cumple una pena de 142 años de cárcel por asesinato. Cuando escuché esta historia supe en seguida que ganará premios, porque es una historia única. Podría parecer que es ficción, pero no lo es. Esto es Hechos reales.
Libertad en forma de cruz 🎬 (2024; 52’). En el primer episodio del pódcast que te he recomendado hoy, una joven reconoce que, aunque no creía, en ese momento de túnel se puso a rezar. Y es que en el hombre existe un sentido religioso que orienta la vida y le da un sentido. Hace un par de semanas vi que un amigo había participado en este documental —en el que también salía el padre de una amiga que murió de un cáncer y una persona que había perdido a su hermano por suicidio— en el que se comparten cuatro testimonio de personas que le encontraron un sentido al dolor en la fe cristiana. Lo ví. Me gustó mucho.
🫂 Por favor, si conoces a alguien que puede estar viviendo una crisis, acompáñale. Si sirve, puedes compartirle esta edición de Lo de los pódcast para que sepa que no está solo.
🙏 En España hay un teléfono de atención a la conducta suicida. Es el 024.
Está disponible las 24 horas del día. Así que siempre va a haber alguien al otro lado que te quiere acompañar en ese túnel oscuro. No estás solo.
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👋 Nos vemos en dos semanas.
Manu